sábado, 31 de enero de 2015

Por qué no habrá paz en Colombia, aun con firma de un acuerdo de fin del conflicto con la guerrilla

Transcurridos mas de dos años de negociaciones con las FARC y haber alcanzado acuerdos preliminares en prácticamente 3 de los 6 puntos de la agenda inicial pre acordada por las partes, un gran sector de la población colombiana da por sentado que el conflicto interno esta a punto de terminar y que luego de la firma del acuerdo final con esa guerrilla (y presumiblemente con el ELN), los colombianos comenzarán una nueva vida, en paz y con mejores condiciones sociales y económicas.

#UnNuevoPais es el hashtag con el cual el presidente Santos y sus funcionarios difunden la propaganda a través de sus cuentas de twitter, sobre las “transformaciones” que supuestamente ya están en marcha y que demuestran sus intenciones de construir la paz.



Este sentimiento o ilusión por supuesto es entendible, considerando que el país ha vivido en guerra por mas de medio siglo, y que la inmensa mayoría de colombianos, de una u otra forma ha sufrido las consecuencias trágicas del conflicto: mas de 7 millones de victimas directas, incluidas mas de 300.000 colombianos asesinados (bombardeos, ejecuciones extrajudiciales, masacres), 5 millones de personas desplazadas violentamente, miles torturados, y miles y miles mas desaparecidos….

Pero cuando se entiende a cabalidad la naturaleza misma del conflicto, incluido sus orígenes y causas verdaderas, su evolución, escalamiento y retroalimentación durante las ultimas 5 décadas especialmente, esos sentimientos y deseos se desvanecen.

Los siguientes hechos explican por qué esta vez también los tambores de paz se silenciarán muy pronto. Tal vez en esta ocasión se llegue mas lejos en términos de acuerdos que aparentemente apuntan a hacer realidad esa anhelada paz y algunos mínimos cambios sociales y económicos; no obstante, como ha ocurrido en intentos anteriores, los poderes externos (con complicidad de testaferros locales) no tolerarán ningún cambio o reforma política/economica significativa que amenace la prevalencia del sistema opresor, excluyente, monopólico y privilegiador que ha existido desde siempre.

El conflicto es inherente a la existencia del modelo político y económico predominante

El conflicto  colombiano esta ligado a la existencia misma del sistema político, económico y militar que poderes extranjeros han diseñado e implantado en el país. Solo un sistema de este tipo les permite garantizar y mantener el monopolio sobre los recursos naturales y energéticos, el control político y económico; e incluso el control del pensamiento y comportamiento de los colombianos (veneración y reverencia hacia lo extranjero, colonización mental/cultural, imposición de una cultura consumista totalmente disociada de la realidad económica nacional, racismo, discriminación, etc.).

La paz tiene como condición inicial y esencial el fin definitivo de todas las formas de conflicto y violencia que afectan a la nación. Y ese objetivo está muy lejos de alcanzarse mientras el sistema que originó, mantiene y alimenta el conflicto no sea extirpado de raíz de las entrañas del Estado; esto es, que las estructuras de gobierno, de justicia, legislativas, políticas, electorales; e incluso, muchas de las estructuras económicas privadas, sean transformadas radicalmente. Los tambores de paz que en esta ocasión hace resonar el gobierno de Santos, no son diferentes de los que hicieron resonar en su momento gobiernos anteriores como los de Belisario Betancourt (1986), Cesar Gaviria (1990s) y mas recientemente, Andres Pastrana (2000).

Al margen de la versión que los colombianos hayan asimilado sobre las razones del fracaso de esos esfuerzos anteriores de negociaciones con la guerrilla, los resultados son evidentes para todo el mundo: escalamiento y degradación de la guerra, fortalecimiento del aparato militar, intensificación del terrorismo de estado, aumento de inequidad social; persecución, represión y aniquilamiento de opositores políticos y defensores de derechos humanos; mayor concentración de la riqueza, agudización de la miseria….

La necesidad del enemigo interno

Consecuente con lo descrito anteriormente, la preservación  del sistema político y económico actual requiere de un gigantesco y bien dotado aparato militar y policial que controle (y que reprima y neutralice cuando sea necesario) al enemigo interno: las masas populares; los movimientos sociales de campesinos, indígenas, estudiantiles y de trabajadores; los movimientos políticos de izquierda; los lideres sociales…..


Una muestra del terrorismo de Estado contra indefensos e inocentes civiles del Choco

La frase predilecta de Juan Manuel Santos y que repite hasta el cansancio es que las fuerzas armadas y de policía no son tema de las negociaciones con las FARC.  Quienes están a favor de las negociaciones en La Habana acusan a Santos de contradictorio; no sin razón considerando que si ya no va a haber confrontación armada, las estructuras militares, su abultado presupuesto y su pie fuerza deben reducirse sustancialmente.

Pero para el sistema no hay ninguna contradicción; aun en el hipotético escenario de que las guerrillas se desmovilicen, la represión e intimidación contra el pueblo (el enemigo interno) tiene que continuar. La culminación de la confrontación armada directa entre fuerzas del estado y la insurgencia no implica la culminación de las acciones encubiertas tendientes a neutralizar cualquier intento de que partidos políticos de oposición, existentes o fusionados con nuevos que produzca la desmovilización insurgente, ganen las mayorías del congreso y/o en órganos legislativos regionales. Temen que ocurra lo mismo que en Venezuela, Ecuador, Bolivia, países en los que sus actuales gobiernos realmente representan y trabajan por el pueblo, no para los intereses extranjeros y una mínima fracción de individuos que hacen parte de las oligarquías y mafias locales.  Esto para los ideólogos, arquitectos y beneficiarios del sistema no es tolerable. Permitir que Colombia se les escape de sus garras les causaría un trauma del que nunca se recuperaran; el efecto dominó del socialismo que inicio Chávez se extendería rápidamente por toda la región de América Latina y el Caribe. 

Los intereses geopolíticos y económicos regionales

Los cambios de gobierno que han ocurrido en varios países de la región luego de la ascensión a la presidencia de Hugo Chávez en Venezuela en 1998, propiciaron una re definición de estrategias militares, económicas y geopolíticas por parte del gobierno de EE.UU. 

En ese nuevo escenario, el mantenimiento del conflicto interno en Colombia juega un papel esencial para la continuación y fortalecimiento del proyecto de militarización. Colombia es hoy considerado el centro de operaciones mas importante para las aventuras imperialistas, no solo a nivel regional sino continental. Frente al fracaso de las operaciones de desestabilización encubiertas y la guerra económica que han emprendido contra Venezuela principalmente, la estrategia final del gobierno gringo es la intervención militar directa.  El escenario de conflicto en Colombia, con todas las telarañas que le han fabricado (asociación de guerrillas con gobiernos vecinos y grupos terroristas islámicos, invento de nuevos narcocarteles, etc.), les servirá de pretexto para acometer el derrocamiento de los gobiernos independientes de la región por la vía de la intervención militar.


La paz para los halcones defensores del sistema que funciona en Colombia no es la paz que resulta del hecho de que todos los habitantes del país, sin distingo de clase, disfruten de prosperidad económica, inclusión y justicia social, libertad de expresión y disentimiento, y satisfacción plena de sus derechos humanos básicos, sino la “paz” del miedo, la paz del silencio impuesta por las armas y el terrorismo de estado, la paz de la represión e intimidación; es decir, la paz del conformismo, la sumisión, la obediencia ciega, la paz de inculparse de sus propias tragedias y miserias……….. Y para los que se atrevan a desafiar al sistema, la paz de los sepulcros.

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